Desde la década de 1990, el número de empresas que divulgan información sobre sus resultados medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) ha aumentado considerablemente. Según The State of Play in Sustainability Reporting in the European Union, el número de informes de sostenibilidad es cada vez mayor (se registran unos 4.000 informes en todo el mundo y 2.000 en Europa). La encuesta de KPMG sobre la elaboración de informes de responsabilidad corporativa de 2013 indica que entre las 250 mayores empresas cotizadas en el Fortuna Clasificación Global 500 (G250), 93% publican informes de sostenibilidad.
Hoy en día, podemos observar que las empresas publican este tipo de informes como parte de sus informes anuales o como informes de RSE independientes. A pesar del aumento del número de informes de RSE, su calidad es diferente. Los informes no siempre proporcionan los datos completos que el lector desea, lo que a su vez intensifica el problema de la evaluación y comparación de los resultados de la organización, conseguidos en este ámbito.
Los casos de comunicación no creíble, el uso indebido de la RSE para ejercicios de marketing y los escándalos empresariales con gran impacto medioambiental y social han provocado escepticismo y desconfianza hacia los informes de RSE. Como resultado, las empresas y las partes interesadas se encuentran atrapadas en la "brecha de credibilidad" de los informes de RSE, lo cual es perjudicial para ambas: las partes interesadas no pueden satisfacer sus necesidades de información en materia de RSE y las empresas apenas pueden transmitir sus actividades de RSE de forma creíble...".
La cuestión de la credibilidad en la comunicación de la RSE ha dado lugar a la verificación externa, el compromiso de las partes interesadas y los informes integrados. La Global Reporting Initiative (GRI) reconoce la importancia de la verificación externa para las memorias de sostenibilidad desde 2002. En sus Directrices G3/G3.1/G4, la GRI recomienda el uso de la verificación externa para las memorias de sostenibilidad, además de cualquier apoyo interno, como la participación del equipo de auditoría interna. Un informe realizado por el Centro para la Sostenibilidad y la Excelencia indica que las Directrices GRI para la elaboración de memorias (G3,G3.1,G4) fueron las más utilizadas por las empresas (66%) en 2014. El informe también destaca algunas directrices y normas de elaboración de informes no GRI, como OCDE, UNGC, CDP, IFC e ISO 26000.
La Global Reporting Initiative (GRI) refleja en su Base de Datos de Divulgación de la Sostenibilidad los siguientes tres tipos, generalmente aceptados, de proveedores de garantía externa:
- Empresas de contabilidad
- Empresas de ingeniería
- Pequeñas consultorías/empresas boutique
Según el informe de la AICPA, garantizar la elaboración de informes de sostenibilidad puede, a su vez, redundar en ventajas competitivas clave como:
- Mayor confianza de las partes interesadas en la información
- Mejora de la toma de decisiones por parte de la organización
- Mejor clasificación entre los principales evaluadores y clasificadores de sostenibilidad, como CDP (anteriormente, Carbon Disclosure Project) y Dow Jones Sustainability Indices (DJSI).
- Mejora de la reputación de la marca
- Mayor capacidad para atraer y retener a los empleados
- Mayor rendimiento y eficacia
- Ahorro de costes
- Mejora de la gestión de riesgos
Establecer un proceso sólido y creíble de elaboración de informes de RSE requiere un enorme esfuerzo. Sin embargo, es un esfuerzo que merece la pena por el tiempo y los recursos que requiere, ya que se traduce en una reducción de los riesgos y un aumento del valor empresarial.
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