En el panorama cada vez más competitivo de hoy en día, cada vez más empresas se dan cuenta de los innumerables beneficios de la sostenibilidad y de su capacidad para crear marcas fuertes y lograr un crecimiento económico a largo plazo. Las marcas pueden desempeñar un papel importante a la hora de transmitir el mensaje de un futuro más sostenible y abundante.
El concepto de "buena economía
Según Matías Kelly, Secretario de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de Argentina "La Buena Economía es una economía que pone a la persona en el centro y se ordena en función del bien común, y donde todo lo que se gasta, se compra o se produce apunta a ese bien común". Por lo tanto, las empresas deben adherirse a las reglas de "la buena economía" y trabajar para desarrollar beneficios para las personas, ya sea con el producto que venden o a través de la forma en que lo producen y distribuyen.
¿Las marcas van suficientemente lejos?
Las marcas tienen esta oportunidad única de fomentar relaciones positivas con los consumidores a través de iniciativas sostenibles y mejorar la imagen de la empresa en la mente de los consumidores. El papel de las marcas es tomar conciencia de esta creciente necesidad de una buena economía que cree valor y beneficios para el consumidor en lugar de basarse únicamente en el beneficio.
Si en esta lógica, las marcas tienen la posibilidad de vender mientras generan un impacto positivo en el mundo, el beneficio es doble. En general, las marcas deberían esforzarse aún más para inspirar, comprometer y equipar a los líderes empresariales y de marca actuales para que prosperen a corto y largo plazo liderando el camino hacia un futuro sostenible y abundante
Redefinir las bases de una economía nueva y mejor
Se ha hecho evidente que la búsqueda de una producción y un consumo cada vez mayores está agotando las limitadas reservas de recursos naturales, agotando la capacidad de los ecosistemas para absorber los residuos y, a pesar de todo, no consigue mejorar la vida de las personas en las naciones ricas. Es posible construir una economía que satisfaga las necesidades de las personas sin socavar los sistemas de soporte vital del planeta.
Se necesitan grandes cambios para lograr una economía así. Por ejemplo, límites al uso de recursos y a las emisiones de residuos para garantizar la sostenibilidad medioambiental, pero también límites a la desigualdad de ingresos para mejorar la salud de la sociedad. Para lograr estos cambios todos debemos preguntarnos hasta qué punto nos preocupan el planeta y nuestra sociedad. En definitiva, cuando la conciencia evoluciona, el mercado evoluciona, porque el mercado somos todos.