Nuevos estudios demuestran que las microfibras sintéticas penetran en el tubo digestivo de los animales acuáticos y pueden envenenar la cadena alimentaria.
La primera vez que la profesora Sherri Mason abrió un pez de los Grandes Lagos, se alarmó ante lo que encontró. Había fibras sintéticas por todas partes. Al microscopio, parecían "entretejerse en el tracto gastrointestinal". Aunque llevaba varios años estudiando la contaminación acuática de los Grandes Lagos, Mason, que trabaja para la Universidad Estatal de Nueva York Fredonia, nunca había visto nada parecido.
Nuevos estudios indican que las fibras de nuestra ropa podrían estar envenenando las vías fluviales y la cadena alimentaria a gran escala. Se han encontrado microfibras -pequeños hilos desprendidos del tejido- en abundancia en las costas donde se vierten aguas residuales.
No quiero haber comido pescado durante 50 años y luego decir: 'Oh, vaya'.
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de Desarrollo sostenible | The Guardian
vía https://www.theguardian.com/environment/2016/jun/20/microfibers-plastic-pollution-oceans-patagonia-synthetic-clothes-microbeads